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La Navidad de 1914
Aunque suene extraño, en la historia de la humanidad, pocas veces se han destacado hechos propiamente "humanos" y mucho menos en los convulsos tiempos de La Gran Guerra, donde medio mundo se cubría en las trincheras, y el otro medio abría fuego.
Y fue tal día como hoy, en aquel año, en las húmedas y frías trincheras del frente occidental, cuando las tropas del II Reich comenzaron a entonar el Stille Nacht (Noche de Paz). Las tropas británicas, apostados unos metros más allá, al oirlos, se pusieron a cantar de igual modo, villancicos en su lengua, y pronto, los soldados de ambos bandos se saludaban unos a otros y decoraban sus trincheras con pequeños arbusos, los cuales adornaban con velas. Finalmente, los oficiales enfrentados, salieron a tierra de nadie y se intercambiaron regalos: whisky, vino, tabaco...
Al día siguiente, los hombres de cada bando recogieron y enterraron a sus camaradas muertos y todos juntos se reunieron para oir misa y rezar por las almas de los caidos.
A lo largo de la extensa línea que separaba ambas alianzas, se sucedían este tipo de actos, recogiéndose testimonios hasta de partidos de fútbol. En determinados puntos, la paz duró apenas unas horas, pero en otros se prolongó incluso hasta febrero.
Los mandos de cada ejército no tardaron en volver a enfrentar a sus hombres, y en posteriores años, se ordenaban bombardeos en las vísperas de Navidad para prevenir este tipo de actos.
Pero apesar de los esfuerzos por continuar la guerra, en algunos sitios se sabe que las artillerias que bombardeaban al enemigo, "no apuntaban demasiado bien..." Un testimonio afirma que un proyectil de mortero alemán impactó sobre las trincheras británicas, y tras un breve intercambio de fusilería, el responsable pidió disculpas por el morterazo y se detuvo el fuego. En algunos casos, esta situación de armisticio no oficial, se mantuvo hasta 2 años.
Aunque suene extraño, en la historia de la humanidad, pocas veces se han destacado hechos propiamente "humanos" y mucho menos en los convulsos tiempos de La Gran Guerra, donde medio mundo se cubría en las trincheras, y el otro medio abría fuego.
Y fue tal día como hoy, en aquel año, en las húmedas y frías trincheras del frente occidental, cuando las tropas del II Reich comenzaron a entonar el Stille Nacht (Noche de Paz). Las tropas británicas, apostados unos metros más allá, al oirlos, se pusieron a cantar de igual modo, villancicos en su lengua, y pronto, los soldados de ambos bandos se saludaban unos a otros y decoraban sus trincheras con pequeños arbusos, los cuales adornaban con velas. Finalmente, los oficiales enfrentados, salieron a tierra de nadie y se intercambiaron regalos: whisky, vino, tabaco...
Al día siguiente, los hombres de cada bando recogieron y enterraron a sus camaradas muertos y todos juntos se reunieron para oir misa y rezar por las almas de los caidos.
A lo largo de la extensa línea que separaba ambas alianzas, se sucedían este tipo de actos, recogiéndose testimonios hasta de partidos de fútbol. En determinados puntos, la paz duró apenas unas horas, pero en otros se prolongó incluso hasta febrero.
Los mandos de cada ejército no tardaron en volver a enfrentar a sus hombres, y en posteriores años, se ordenaban bombardeos en las vísperas de Navidad para prevenir este tipo de actos.
Pero apesar de los esfuerzos por continuar la guerra, en algunos sitios se sabe que las artillerias que bombardeaban al enemigo, "no apuntaban demasiado bien..." Un testimonio afirma que un proyectil de mortero alemán impactó sobre las trincheras británicas, y tras un breve intercambio de fusilería, el responsable pidió disculpas por el morterazo y se detuvo el fuego. En algunos casos, esta situación de armisticio no oficial, se mantuvo hasta 2 años.
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